martes, 30 de septiembre de 2008

TOMA DE CONSCIENCIA



Cuarenta años tras los pasos de Gurdjieff
Una guía para el trabajo práctico sobre sí mismo

John Fuchs
El anhelo de libertad proviene de una necesidad —y también de una premonición o “sabor anticipado”— de la libertad y de lo que podría significar ser libre. En el estado de sueño despierto, la sensación de libertad surge del reconocimiento de su ausencia. Cuando estoy dormido, durante la noche, me es imposible saber lo que es la libertad, pero en mi sueño despierto, durante el día, puedo reconocer que es posible ser libre, al comenzar a darme cuenta de que estoy en una prisión cuyos barrotes y carceleros han sido creados por mí. Por lo tanto, la primera pregunta que me puedo formular es: “¿De qué deseo liberarme?”
La premonición de libertad proviene de las observaciones sobre qué es lo que me aleja de ella. Podría reconocer, luego de un largo trabajo de observación de mí mismo, que la identificación me mantiene en mi estado de sueño. Cuando estoy identificado, mi perspectiva, valoración y evaluación de las impresiones es limitada y subjetiva. Si estoy identificado, nada nuevo puede ocurrir. La imagen creada por la falsa personalidad fortalece la identificación. Sólo puedo comenzar a ser libre una vez que haya visto y, eventualmente, haya dejado de lado esa imagen falsa de mí mismo.
Para que exista la posibilidad de algo nuevo, de alguna ayuda o de alguna comprensión interior, tengo que estar “no apegado”. Si hay una apertura, un desapego de las cosas (mis “posesiones”, mi negatividad o mi propia manera de sufrir, que alimentan mi personalidad), si puedo separarme de mi imaginación, entonces existe la posibilidad de alcanzar un estado de desapego. Es a partir de este estado que puedo comenzar a trabajar en otro nivel. Un apego o identificación que toma posesión de la totalidad de mí puede servir a lo “positivo” o a lo “negativo”, pero cancela toda posibilidad de sostener al mismo tiempo tanto las fuerzas positivas como las negativas. Sólo cuando podemos sostener lo negativo y lo positivo a la vez, existe la posibilidad de que ingrese una tercera fuerza, la fuerza neutralizante.


Todo esto está muy lejos de nosotros. ¿Dónde comenzar mi trabajo sobre la libertad: tal como soy, en el estado en que estoy? Una máquina no puede ser libre, por lo tanto necesito liberarme de la mecanicidad. Cuando soy mecánico, estoy dormido; en este estado, no existe la posibilidad de escoger. Lo contrario a esto, es el estado de conciencia, en el cual yo puedo escoger. ¿Cómo puedo alcanzarlo? Ese estado se inicia con una calma interior, yendo hacia un silencio interno, hacia un vaciarse, hacia un vacío, para que tenga lugar un escuchar interior. En ese estado de calma, podría manifestarse una atención que me conectaría tal vez con una conciencia superior. Si mi mente “exterior” funciona en el lugar que le corresponde y no toma posesión de la totalidad de mí, si esa mente se pone “en neutro”, sin rememorar el pasado ni anticipar el futuro, entonces algo puede suceder en el momento presente. Pero eso todavía está muy lejos de mi estado actual. Déjenme dar algunos ejemplos de lo que significa estar libre y estar en prisión.





Fragmento del libro / Págs 100- 102

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lunes, 29 de septiembre de 2008

P. D. OUSPENSKY

http://www.scribd.com/doc/8747025/Ouspensky-P-D-Psicologia-de-La-Posible-Evolucion-Del-Hombre-Libros-en-Espanol

INTRODUCCIÓN
He recibido cartas de mis lectores durante algunos años. Todas ellas preguntaban que había hecho
después de haber escrito mis libros, que publicados en inglés en 1920 y 1931, fueron escritos en
1910 y 1912.
Nunca pude contestar a estas cartas. Se habrían necesitado varios libros sólo para intentar hacerlo.
Pero cuando mis corresponsales habitaban en Londres, donde residía desde 1921, los invitaba a
ciclos de conferencias que organizaba para ellos. En estas conferencias trataba de responder a sus
preguntas y de explicarles lo que había descubierto después de escribir mis dos libros y cuál era la
dirección de mi trabajo.
En 1934 escribí cinco conferencias preliminares que daban una idea general de lo que estaba
estudiando y también de las líneas que seguían cierto número de personas que estaban trabajando
conmigo. Reunir todo ello en una o hasta en dos o tres conferencias, era verdaderamente
imposible: así que siempre les advertía que no valía la pena escuchar una o dos conferencias, y
que eran necesarias cinco, o mejor aún diez, para poder tener una idea de la dirección de mi
trabajo. Desde entonces he continuado con estas conferencias, y a menudo las he corregido y
vuelto a escribir.
En su conjunto, encontré satisfactorio este arreglo general. Se leían cinco conferencias en mi
presencia o sin mí. Los oyentes podían hacer preguntas, y si trataban de seguir el consejo y las
indicaciones que se les daban (que básicamente se referían a la observación de sí y a un tipo de
autodisciplina), muy pronto adquirían, trabajando, una comprensión bastante más amplia de lo
que yo estaba haciendo.
Por supuesto que siempre me di cuenta de que no bastaban cinco conferencias, y en las
conversaciones que seguían elaboraba y aumentaba los datos preliminares, tratando de mostrarles
su propia posición con relación al Nuevo Conocimiento.
Encontré que para muchos de ellos su mayor dificultad era el darse cuenta de que verdaderamente
habían oído cosas nuevas; esto es, cosas que nunca antes habían oído.
No se lo formulaban a sí mismos, pero de hecho, cualquiera fuese el tema, trataban siempre de
contradecir esto en sus mentes y de traducir lo que oían a su lenguaje habitual. Por supuesto, yo
no podía tomar en cuenta esto.
Sé que no es cosa fácil el darse cuenta de que uno está oyendo cosas nuevas. Estamos tan
acostumbrados a las viejas canciones y a los viejos motivos, que hace ya mucho tiempo que
hemos dejado de esperar y dejado de creer que pueda existir algo nuevo.
Y cuando oímos cosas nuevas, las tomamos por viejas o creemos que pueden ser explicadas e
interpretadas por las viejas. Es cierto que es tarea difícil el darse cuenta de la posibilidad y
necesidad de ideas totalmente nuevas, y con el tiempo necesita una revalorización de todos los
valores convencionales.
No puedo garantizar que encontrarán desde el principio ideas nuevas, esto es, ideas que nunca
antes habían oído; pero si son pacientes muy pronto comenzarán a reparar en ellas. Para entonces
les deseo que no las pierdan y que no traten de interpretarlas de la vieja manera.
Nueva York, 1945
Hablaré sobre el estudio de la psicología, pero debo advertirles que la psicología de la cual me
ocupo es muy diferente de cuanto ustedes pueden conocer bajo ese nombre.
Para comenzar debo decir que prácticamente nunca en su historia la psicología ha estado a un
nivel tan bajo como en la actualidad. Ha perdido todo contacto con su origen y su significado, a
tal punto que aún hoy es difícil definir la palabra «psicología», esto es precisar qué es la
psicología y qué estudia. Y es así a pesar de que nunca en la historia ha habido tantas teorías
psicológicas ni tantos escritos psicológicos.
A veces a la psicología se le llama una nueva ciencia. Esto no tiene ninguna razón. Quizá la
psicología es la ciencia más antigua, y en sus rasgos más esenciales, desafortunadamente, una
ciencia olvidada.





PSICOLOGIA DE LA POSIBLE EVOLUCION DEL HOMBRE



P. D. OUSPENSKY

Nuestra idea fundamental es que el hombre, tal cual lo conocemos, no es un ser perfecto. La naturaleza lo desarrolla hasta cierto punto y luego lo abandona, dejándolo proseguir su desenvolvimiento por su propio esfuerzo e iniciativa, o vivir y morir como nació, o aun degenerar y perder su capacidad de desarrollo” (pág.13)
“Debemos comprender que no todos los hombres pueden desarrollarse y llegar a ser seres diferentes. La evolución es una cuestión de esfuerzo personal, y con respecto a la masa de la humanidad es una rara excepción. Tal vez parecerá extraño, pero debemos comprender no sólo que la evolución es rara sino también que se torna cada vez más rara”. (pág.14).
“La idea esencial es que para convertirse en un ser diferente el hombre debe desearlo profundamente y durante mucho tiempo. Un deseo pasajero o vago, nacido de una insatisfacción respecto a las condiciones exteriores no creará un impulso suficiente.” (pág.15).
“La verdad es que antes de adquirir nuevas facultades o nuevos poderes, que el hombre no conoce y que aún no posee, debe adquirir facultades y poderes que tampoco posee, pero que se atribuye, es decir, que cree conocer y que pretende poder emplear.” (pág.16)
“El hombre no puede pensar, hablar ni moverse como quiere. Es una marioneta tirada aquí y allá por hilos invisibles. Si lo comprende así, puede aprender mucho más sobre si mismo, y tal vez entonces las cosas comiencen a cambiar para él. Pero si no puede admitir ni comprender su evidente mecanicidad, o si no quiere aceptarla como un hecho, ya no puede aprender más y las cosas no pueden cambiar para él” (pág.17)
(El hombre) “Debe darse cuenta que no posee cualidades que se arroga: la capacidad de hacer, la individualidad o la unidad, el Ego permanente, y además, conciencia y voluntad” (pág.20)
Como se puede leer Ouspenski plantea una visión de lo humano radicalmente diferente a la que estamos acostumbrados y a la que presenta la psicología moderna.
 "Hablaré sobre el estudio de la psicología, pero debo advertirles que la psicología de la cual me ocupo es muy diferente de cuanto ustedes pueden conocer bajo ese nombre.Para comenzar debo decir que prácticamente nunca en su historia la psicología ha estado a un nivel tan bajo como en la actualidad. Ha perdido todo contacto con su origen y su significado, a tal punto que aún hoy es difícil definir la palabra «psicología», esto es precisar qué es la psicología y qué estudia. Y es así a pesar de que nunca en la historia ha habido tantas teorías psicológicas ni tantos escritos psicológicos. A veces a la psicología se le llama una nueva ciencia. Esto no tiene ninguna razón. Quizá la psicología es la ciencia más antigua, y en sus rasgos más esenciales, desafortunadamente, una ciencia olvidada." (Pag.6)

No obstante qué citas parciales, sí pueden ser aceptadas o reinterpretadas por la, llamemosla así –sin ánimo peyorativo-, “psicología oficial”.
A partir de una visión de lo humano donde la persona no es vista sustancialmente diferente a cualquier gran mamífero, con diferencias de grado pero no cualitativas, Ouspenski y su maestro Gurdieff pensaron y practicaron, allá por las primeras décadas del siglo XX, una enseñanza que consiguió algunos discípulos famosos y adinerados. Esta historia la cuenta en un libro cuyo nombre "Gurdjieff" de Louis Pawels, y uno está dispuesto a pensar que experimentar con el ser humano puede resultar fascinante, por que es para extender los límites mentales.
Los hechos documentados y la personalidad extravagante de Gurdieff,  hay en este texto algunas ideas que resultan muy estimulantes en si mismas; aunque los problemas reales empiezan cuando de ellas se intenta saltar a una práctica que las ponga en marcha.
Quizá los humanos necesitamos de estas ideas; quizá por resonar de cierta manera en nuestra psiquis es que les prestamos atención más allá de nuestra experiencia; quizá nuestra misma experiencia nos muestra que hay algo diamantino encerrado en el carbón de la época …
En las teorías generalmente conocidas falta un eslabón, aun en aquellas que acabo de mencionar que están basadas en la idea de la posibilidad de evolución del hombre. La verdad es que antes de que el hombre adquiera cualesquiera nuevas facultades o poderes, que no conoce ni posee ahora, tiene que adquirir facultades y poderes que tampoco posee, pero que se arroga a sí mismo; es decir, que cree que las conoce y que las puede usar o controlar. Este es el eslabón que falta, y éste es el punto más importante.
Dejo al lector con estas dudas porque acariciarlas no lo creo malo. En todo caso si hace la experiencia de leerlo, manteniendo una distancia mental prudente, es muy posible que le genere alguna clase de estímulo psicológico. Si fuera así… no es poco.
Ficha Bibliográfica:
Ouspenski(1945), P.D.Ouspensky, “Psicología de la posible evolución del hombre”. Librería Hachette S.A., Buenos Aires, 1978. pp. 109
http://www.scribd.com/doc/8747025/Ouspensky-P-D-Psicologia-de-La-Posible-Evolucion-Del-Hombre-Libros-en-Espanol

viernes, 12 de septiembre de 2008

Observación de Sí - Cuarto Camino


RENE DAUMAL Y LA “ENSEÑANZA” DE GURDJIEFF

Por último, otro de los rasgos que dificultan la observación de sí mismo es el hábito de hablar sin necesidad. Hay que luchar contra él si queremos aprender a observarnos con imparcialidad y a no confundir nuestra palabrería con el efectivo recuerdo de sí.
Las dificultades que experimenta el hombre para observar estas manifestaciones mecánicas le mostrarán la casi imposibilidad de salir por sí mismo del “sueño” en que vive, el cual presenta dos rasgos característicos: la identificación y la “consideración”.
El hombre se identifica con todo lo que llama su atención: sus pensamientos, sus deseos, su imaginación. La identificación es nuestro más terrible enemigo, pues, en el mismo momento en que creemos vencerla, seguimos siendo víctimas de su engaño. Mientras un hombre se identifique o sea susceptible de identificarse con algo, será esclavo de todo cuanto pueda sucederle. Por eso la libertad consiste ante todo en liberarse de la identificación.
Uno de los aspectos particulares de la identificación es la “consideración”, es decir, el identificarse con lo que los demás piensan de uno. Y no sólo se “considera” a las personas, sino también a la sociedad y a las condiciones históricas.
Es necesario, pues, superar todas estas dificultades para combatir el “sueño” y para que el “trabajo sobre sí” rinda los mejores frutos. Pero, ¿en qué consistía este “trabajo”?
Durante meses enteros, los discípulos aprendían a distinguir en sí mismos el origen de sus reacciones, partiendo de la información que poseían sobre la velocidad propia de cada “centro”.
Para aprender a observar los hábitos y posturas, que tan estrechamente condicionan el funcionamiento del psiquismo, había varios ejercicios. Uno de ellos era el del “Stop”. Consistía en lo siguiente: a una orden del instructor, los alumnos debían suspender sus gestos e inmovilizarse en la posición en que hubiesen oído la señal, permaneciendo en la misma actitud y en idéntico estado interior hasta que se les ordenase volver a la posición o a la tarea en que les sorprendió la señal.

Otro ejercicio era la “danza de los derviches”. Cada uno de los alumnos efectuaba movimientos independientes, no coordinados con los de los demás y ejecutados al son de composiciones musicales ideadas por Gurdjieff